25 de mayo de 2011

EL TAMBOR DE TACUARÍ


La Campaña Libertadora del Paraguay tocaba su fin. Emprendida la retirada hasta el Río Tacuarí, en cuyas cercanías las fuerzas de Belgrano, sostuvieron en el trascurso del 9 de marzo de 1811 diversos encuentros. La infantería marchaba gallardamente al son del paso de ataque que batía con vigor sobre el parche de un tamborcillo de doce años, que era al misma tiempo el lazarillo del Comandante Vidal, que apenas veía, pues hasta los niños y los ciegos fueron héroes en aquella jornada donde Manuel Belgrano comandando una fuerza de 235 soldados, contando al Tamborcito, enfrentó a un ejército de 2000 paraguayos. La lucha fue mortal, demoledora. De repente cesó el fuego, y disipadas las nubes de humo, se vio al enemigo replegarse sobre sus costados, abandonando el campo de batalla, dejando sobre el mismo gran cantidad de armas, incluyendo cañones.

El General Belgrano había logrado imponerse al enemigo, consiguiendo así, la única victoria que era de esperar. Desde lo alto del Cerro de los Porteños pudo entregarse al descanso, con la satisfacción viril de haber salvado su fortaleza para gloria de las armas revolucionarias al servicio de la libertad, y con ello las últimas reliquias de su pequeño ejército.

Edmundo Serpa en “ Historias de los Cuatros Siglos de Corrientes”, dice que el Tamborcito se llamaba Pedro Ríos, que contaba doce años de edad cuando se incorporó al Ejército Libertador de Belgrano, en su campaña hacia el Paraguay en Diciembre de 1810.

Juan C. Díaz Ocanto, miembro de la Asociación Belgraniana de Corrientes, arroja luz sobre este tema, informando que el Tamborcito había nacido en el establecimiento agropecuario “San Ignacio”, Paraje Lomas de Verón, 1º sección del actual Departamento de Concepción de Yaguareté, en la Provincia de Corrientes.

Su aceptación como bisoño miembro de un ejército estuvo condicionada a servir de “lazarillo” al Comandante Celestino Vidal (era semiciego). En valioso testimonio, el mismo Belgrano lo evoca junto a la “Niñas de Ayohuma”, como los recuerdos más hermosos de su vida militar.

Belgrano dudó en llevar a este niño a sufrir los peligros de un expedición tan ardua. El padre del valiente paisanito, allí presente (de apellido Rios y que en otros tiempos había sido maestro de escuela rural) dijo que no solo prestaba su consentimiento, sino que rogaba que se lo aceptaran, y que al entregar a su hijo Pedro era la única ofrenda que él como hombre ya anciano y enfermo podía ofrendar a su patria.

Fue aceptado a pedido del entonces Comandante Celestino Vidal, para que le sirviera como lazarillo, El Comandante Vidal decía hacia el final de su vida, ya era General: «me parece estar viéndolo avanzar impasible a mi lado. Yo lo vi caer, y abandoné la lucha para socorrerlo. Murió de dos disparos en el pecho. Estoy seguro que su muerte fue mi salvación, porque al detenerme, no caí como cayeron casi todos los del ala donde estábamos».

El 9 de Junio de 1924 el historiador Gómez, dijo en su discurso, pronunciado en la Plaza 25 de Mayo de Corrientes: «Cuando el General Belgrano cruzó con su ejército en su marcha hacia el norte, se enroló en su ejercito un niño sereno como nuestro suelo, fervoroso en sus pasiones como la flor roja de los ceibales, su nombre se ha perdido en el horror de la batalla, para inmortalizarse por el poeta como “El Tambor de Tacuarí” Su figura surge en el recuerdo entre el hierro del coraje y la metralla, sus ropas eran harapos, flameando como banderas, su pecho abierto, sus cabellos revueltos por el beso de la gloria, su rostro jubiloso de heroísmo. Y es así como llegaron de un extremo hasta el otro confín los redobles inmortales del Tambor de Tacuarí.

El Regimiento de Patricios, con asiento en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (cuya banda de Música acaba de ganar en el premio a la mejor Banda de Música Militar de todo el mundo), lleva en sus filas a un niño de doce años, vistiendo su glorioso uniforme, para rememorar al valiente Tamborcito de Tacuarí de 1811.

El Niño Héroe, debería ser recordado en todas las escuelas, el 9 de marzo de cada año, como lo dispuso el Consejo Nacional de Educación, por calendario Escolar.

El poeta Rafael Obligado lo inmortalizó en una hermosa poesía, una de cuyas estrofas dice así:

Rompe el aire una descarga,

El cañón entra a crujir,

Y un vibrante son de ataque

Los empuja hacia la lid.

Bate el parche un pequeñuelo

que da saltos de arlequín,

que se ríe a carcajadas

Si revienta algún fusil,

Porque es niño como todos:

El Tambor de Tacuarí.

En la Plaza principal de Concepción (Ctes) se levanta un monumento a su memoria, réplica de la que se erige en el Colegio Militar de la Nación. También en La Plata, en la Plaza Máximo Paz, existe un monumento a este verdadero mártir inocente de la Campaña al Paraguay.

Pensamiento de Crux:

En los actuales momentos que nos toca vivir, donde reina una anarquía total de valores éticos y morales en la clase dirigente (políticos, educadores, padres, jóvenes, empresarios) y al no tener referentes válidos, sobre todo para nuestra juventud, que no conoce sin tergiversar los días de gloria de este hermoso país; esperamos que la historia de este valiente Tamborcito, nos sirva de enseñanza y modelo, de que no hay nada más sublime que luchar por una noble causa, aunque en ello se nos vaya lo más preciado, la vida.

«La vida debe vivirse de tal modo, que viva quede en la muerte».(Berenguer Carísomo, 1949, CMN).

«Y los libres del mundo nos dicen: Al gran pueblo argentino: ¡Salud!»

Referencias:

AUTORES: Quiroga Ernesto, Revista “Todo es Historia” Nº 368, Pág. 20 a 28,

BIBLIOGRAFÍA: Bartolomé Mitre, Obras Completas. Honorable Congreso de la Nación Bs. As.1940.

Rafael Obligado “Poesías”; Ed Espasa Calpe Argentina S.A. Buenos Aires-México

Díaz Ocanto Juan Carlos “El Niño Heroico era correntino”. Instituto Belgraniano de Corrientes.

Tomado de Internet. Recopiló, adaptó y actualizó para Crux Ong el Sr Pedro Bagur.

3 comentarios:

  1. Anónimo20/6/11

    Los pueblos que olvidan sus tradiciones pierden la conciencia de su destino; mientras que los que se apoyan sobre tumbas gloriosas son los que mejor preparan su porvenir. Presidente Nicolás Avellaneda.
    Hoy estas palabras tienen un gran valor, cuando sentimientos marxistas quieren cambiar el verdadero valor de los sucesos gloriosos argentinos.

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  2. Anónimo28/6/11

    Los argentinos debemos asumir los errores de nuestra sociedad actual, debemos detener la caída y la desolación en la que nos encontramos. Debemos ponernos nuevamente de pie para recuperar la autoridad en la familia, para terminar con la degradación en nuestras costumbres, para construir instituciones sólidas y confiables, para ser un país moderno

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  3. Anónimo21/10/11

    Creo con el debido respeto,que al Himno Nacional Argentino,se le debe cambiar la frase:"los laureles que supimos conseguir"por: "LOS LAURELES QUE SUPIERON CONSEGUIR",sino lea el artículo del Tambor de Tacuari

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