28 de enero de 2014

LA IMPORTANCIA DE LOS VALORES

Hace poco tiempo asistimos al caso en que un funcionario federal aceptó “regalos” de empresarios a quienes debía controlarlos. No es el único que lo ha hecho Pensemos un instante al respecto.

Al aceptar un regalo personal o de una empresa comercial con idéntico fin, se acepta un compromiso y se establece una relación entre quien da y quien recibe.

Cuando una joven acepta un anillo de compromiso por parte de su novio, se siente feliz de asumir el compromiso para profundizar esa relación, y seguir más adelante ambos, con igual e idéntico interés pero desde ahora, todo en común.

Por ello, cuando una persona recibe un “regalo” de un empresario o político, contrae una obligación con el donante, aunque la niegue profusamente (aunque nadie lo creerá), porque así es la realidad desde hace muchos siglos  a esta parte, tanto en el mundo occidental como en el oriental.

Cuando se aceptan y, aún peor, si se buscan, venden o compran privilegios, se resigna un espacio voluntariamente y se contraen obligaciones mutuas. Aunque no quede nada escrito al respecto. Esto si sucediera entre un funcionario y un empresario o dirigente político, es entonces: inmoral (no es ético), es inconstitucional e ilegal (vulnera leyes vigentes), por lo cual deben ser sancionadas ambas partes (el que ofrece y el que acepta. Ojo: nuestras leyes no están adecuadas para esto).

Hay personajes del poder político, económico y social que saben manejar muy bien esta realidad tan dura. Las explicaciones posteriores no son creíbles por más encumbrado que fuere el funcionario, político o empresario,  que brinde algún tipo de “explicaciones” a lo no explicable ni justificable.

Es como ponerles precio a las personas, considerándolas como estúpidas para hacerles creer su “relato”.

Así está funcionando nuestro mundo local. Y así quisieran los dueños del mundo que funcionáramos todos; sin embargo, las personas de corazón recto se rebelan. ¡Siempre ha sido así en todas las épocas!

El Bien Común se busca, se construye y se maneja de otra forma totalmente distinta: con ética, y dentro de todas las leyes vigentes, aplicadas en forma racional y no forzando las interpretaciones o situaciones. El mundo moderno de hoy está funcionando en otra forma, no con la “viveza criolla” que nos atrasa, nos denigra, nos empobrece y nos embrutece política, económica y socialmente.

Nuestros ciudadanos triunfan en el exterior trabajando individualmente y/o formando parte de equipos de trabajos, dirigidos por personas racionales. Esas mismas personas, trabajando en nuestro país, no pueden integrarse para trabajar en equipo. ¿Es un maleficio? ¿Acaso no sucede así con deportistas, médicos, religiosos, abogados, arquitectos, ingenieros, músicos, etc que están fuera del país individualmente? Pongamos nombres.

Si a esto le sumamos el aislamiento internacional, los escándalos de corrupción interna y los intentos para estafar a otros países, el involucramiento de los militares en la política interna del país, además del incremento de la pobreza y de la marginalidad en un contexto de creciente desconfianza, el pesimismo, la recesión económica a pesar de los múltiples parches por falta de profesionalidad, los constantes episodios de violencia e incertidumbre de corto y de mediano plazo, realmente nos encontramos en una cámara de compresión, que puede estallar en algún momento. ¿Pero, no podríamos evitarlo?

Creemos que el actual gobierno federal no sabe cómo salir de la crisis que él mismo provocó. Tampoco los actuales gobernadores, que siempre son Más de lo Mismo, desde hace 60 años; ellos manejan feudos, no provincias ¿tienen leyes?

En 1904 Albert Einstein, respondiendo a preguntas sobre la no compatibilización de su Teoría de la Relatividad con la Física tradicional, dijo: “si con las mismas personas y con los mismos métodos, ustedes creen que podrían encontrar o producir algo distinto, están totalmente equivocados. Se necesita ver algo distinto. La realidad es una sola”.

Tomando ese criterio, podemos decir: Aquí y ahora, también es cierta esa afirmación.

Pero recordemos además:

1.  Unos 60 años atrás, J D Perón cambió el orden de prioridad de la ecuación filosófica: ¿Qué es primero: la obligación o el derecho? Si no se tiene la obligación de trabajar en una empresa A (ya sea estatal o privada), no se tiene el derecho a cobrar algo como honorario o sueldo. Esto es legal y racional.

     Pero considerando la prioridad al revés: se tienen a los piqueteros actuales, quienes sin trabajar exigen el derecho de percibir un “subsidio” quitándosele a otro que sí lo produjo, y no se lo entregaron, porque el estado se lo apropió ilegalmente para sostener a “sus esclavos políticos” mediante el populismo.

     Desde hacen 10 años que esos piqueteros (y empresas) reciben subsidios, que no mejoraron su situación económica. Pero sí sabemos que se empobreció nuestro país en forma uniforme. Eso es «lo que hace el marxismo: reparte por igual la pobreza porque no sabe construir riqueza» (Winston Churchil, y años después, Juan Pablo II).

2.  Hace 10 años N Kirchner convirtió un delito en un derecho. Cortar una vía de comunicación pública es un delito aún hoy, pero él lo transformó en un derecho no escrito, al decidir “no reprimiré las manifestaciones sociales”. Hoy los habitantes de la Ciudad de Bs As tienen amplia experiencia que cualquiera corta una calle, y no pasa nada legalmente.

3.  En  ambas situaciones, hemos tenidos todo el sistema político, judicial y legislativo en pleno funcionamiento legal, pero nadie dijo nada ni hizo nada, en esos entonces.


Todos los administradores de las provincias y de la nación prometen obras, que luego por falta de empuje político y/o de financiación no se realizan (Represa Cepernic, Represa Kirchner?, y tantos otros, por la dilapidación de verdaderas fortunas en ….). Ellos lo saben de antemano, pero prometen “relatos a sabiendas”. Así eluden resolver problemas reales y confunden los términos Constitución con Feudo. Ambos conceptos tienen caminos y fines totalmente distintos.

No se trata de proponer cortar el Nudo Gordiano que tenemos hoy, de  un solo hachazo. Es necesario que la gente honesta, profesional competente  y sin antecedentes penales, nos reunamos alrededor de dirigentes que no se crean “iluminados”, para construir entre todos nuestro futuro común.

Creemos que es muy posible que estemos muy próximos a reveer esto, dentro de los cauces legales y constitucionales. Tengamos ya la determinación clara de nuestro pensamiento y sentido de responsabilidad, aunque todavía no sepamos hoy a quién lo vamos a votar.

Demos desde ahora un único paso firme para nuestro futuro común, adoptando la determinación que se propone, de:

No votaremos a ladrones ni a hipócritas, a quienes con nuestro voto le otorgaremos el poder público, sino sólo a gente honesta y capaz con ganas de sostener la Democracia y la Constitución”.

JULIO P LOBATO
Presidente de CRUX ONG

GUSTAVO DE BIANCHETTI

Ing Secretario CRUX ONG

2 de enero de 2014

CEACESCU Y CRISTINA


Esta publicación fue presentada por un colaborador de CRUX ONG cuyos datos nos reservamos institucionalmente. Los hechos relatados son totalmente reales, ocurridos en los lugares y fechas mencionados.

CEACESCU Y CRISTINA
Nicolae Ceausescu - llamado “El Danubio Azul del socialismo” - fue un político que se instaló en el poder en Rumania en el año 1967 hasta su destitución en 1989. Su final fue trágico.
Siendo secretario general de Partido Comunista de su país asumió el gobierno en 1967, y su primer período estuvo marcado por una sorprendente apertura con Europa Occidental y USA, apartándose del Pacto de Varsovia. Así se convirtió en una persona admirada gracias a su solemne populismo y a su política soberana “que entrampó a los rumanos”. Incluso, hasta llegó a desafiar la influencia del comunismo ruso dentro de su territorio.
Pero en la segunda parte de su administración las cosas cambiaron. Su régimen se hizo cada vez más violento y represivo. Implantó un maniático culto a su personalidad para exhibir su poder “y se aferró a sus discursos por la cadena oficial” (¿tenía un “atril”?) exaltando un excesivo y tenebroso sistema nacionalista, ahora similar a la ex Unión Soviética, y un enorme deterioro de las relaciones externas desarrolladas hasta ese momento.
Comenzó otro Ceaucescu: un implacable dictador, que con el tiempo aplicó “un enérgico y total control sobre la libertad de expresión y los medios de comunicación independientes”, e ignoró por completo el diálogo; para él “la oposición no existía”. Influenciado por la arrogancia de su esposa Elena,  hizo construir un castillo exclusivamente para saciar las locuras de esa mujer, “y solo escuchó a un grupo reducido de siniestros colaboradores” (también ¿existió “la Cámpora” o similar?).
Aplicó un cerrojo despiadado sobre la economía y se negó terminantemente a poner en práctica la apertura de los mercados. Al poco tiempo el sistema comenzó a desestabilizarse.
Promulgó en forma unilateral un programa de sistematización edilicia (casas para todos) como una forma de construir una sociedad “justa y socialista” (populista). El programa de construcción y reubicación de viviendas se extendió rápidamente en toda Rumania, para concluir con el intento de remodelar completamente la capital. Construyó además el colosal Palacio de Bucarest que actualmente ocupa el parlamento, siendo en esa época el edificio más grande del mundo, después del Pentágono (EE UU).
Luego, para pagar semejante deuda acumulada, producto de estos gigantescos despilfarros en supuestas mega obras innecesarias, en derroches y subsidios de toda clase - llamado industrialización (década ganada) - recurrió sin piedad a las fuentes de ingreso del sector agropecuario aplicando fuertes impuestos distorsivos a la actividad y ordenando la exportación (¿soja?) de los principales productos agrícolas e industriales del país.
Los resultados no se hicieron esperar, apareció de inmediato el ahogo al sector rural, y como contrapartida la escasez de alimentos (¿trigo?); también la falta de medicamentos, el fuerte aumento inflacionario, y una pavorosa escasez de energía que hicieron estragos. Esto provocó un gran  malestar en la sociedad que comenzó a expresar su furia, ya que la vida pasó a ser una lucha diaria por la subsistencia. (Ayer Rumania, Hoy Venezuela, ¿mañana Argentina?).
Afloraron en esa nación toda clase de protestas contra las “decisiones descabelladas” de Ceausescu, que agitaban un clima de violencia y disconformidad traducido en grandes manifestaciones de descontento (¿cacerolazos?), hasta que un día en la ciudad de Timisoara surgió un fuerte estallido social (¿en la década ganada?). Exasperado, éste ordenó al ejército y la “Securitate” (cuerpo policial del régimen) reprimir violentamente con armas de fuego ese levantamiento.
La rebelión se extendió en muchas localidades y no tardó en llegar a la Capital Bucarest, donde finalmente las fuerzas de seguridad, también apremiadas por la crisis, se avinieron con los manifestantes. El mismo martirio de los ciudadanos comunes era su propio calvario.
Ese día Ceausescu, su esposa y dos colaboradores huyeron en un helicóptero desde la Capital hasta su residencia en Snagov. Desde ahí volvieron a partir en esa misma aeronave para fugarse definitivamente, pero la policía secreta los obligó a aterrizar forzosamente ya que las fuerzas armadas habían restringido los vuelos en todo el espacio aéreo. Era su final.
Después de ejercer a su antojo el poder absoluto durante más de 24 años, esa anarquía siniestra se precipitó definitivamente. Ceausescu y su esposa fueron juzgados. En el banquillo “estaban incómodos y visiblemente derrotados”, sentados uno al lado del otro esperando el veredicto. En la Navidad del año 1989 fueron condenados en un juicio sumarísimo bajo los cargos de «genocidio, daños a la economía (¿nacional y popular?), crecimiento injustificado de su patrimonio (1000 % en 10 años ¿Recibieron el Premio Nobel de economía?), y uso del poder en beneficio propio» (¿Justicia legítima?). Así terminaba aquel suplicio Rumano.
Para calmar la furia de la población, algunas escenas de ese acontecimiento judicial fueron emitidas por la cadena de la televisión oficial, que rápidamente se puso del lado de la rebelión ciudadana, ofreciendo sus estudios para difundir con entusiasmo los nuevos pregones de libertad en pos de una nueva Nación. “Los mismos periodistas obsecuentes” (¿6,7,8?) que defendían al dictador y su gobierno, ahora anunciaban su abatido final.
Rumania estaba saturada de las locuras de un déspota que se creyó un Rey intocable. Sus demencias desataron la ira de una sociedad hastiada de tanta corrupción, opresión y tanta barbarie.
Hay una dolorosa similitud entre la infame tradición de esos tiranos, con demasiadas actitudes hostiles y arbitrarias del actual gobierno argentino que se creyó invencible y eterno, y que se reflejan en el espejo de la dolorosa historia Rumana. Solo basta hacer la fatídica comparación.
Después de una larga década, la administración de Cristina Kirchner no tiene rumbo ni planes. Este descalabro que construyó, con corruptos, obsecuentes, delincuentes “y demás actores destacados que integran el staff del modelo exitoso”, nos deja expuestos a un temible caos, que se hace necesario y urgente solucionar para que Argentina no termine como Rumania. La caldera está en ebullición y es más que necesario enfriarla, pero legalmente.
Las tarifas para todos, el futbol para todos, y todas las estupideces creadas para todos, ahora harán eclosión en todos nosotros sin distinción alguna. Los cortes de luz de todos los días, la escasez de alimentos y la inflación incontrolable agitan aún más esa hoguera para todos.
Entre tantas cosas conflictivas, la década perdida, para ellos “ganada”, ha multiplicado la pobreza y deja la economía en un estado de desastre.
Los Kirchner no son Ceausescu, pero su forma de proceder se asemeja bastante.
Nota. Este trabajo no relata los innumerables esfuerzos realizados por el pueblo posteriormente, para corregir tamaño descalabro desarrollado durante muchos años. Rumania salió adelante con políticos nuevos, con buenos antecedentes profesionales y sin prontuarios policiales, no con los trepadores y no profesionales locales de siempre.

¿Será posible para nosotros? Esperamos sus consideraciones