12 de mayo de 2013

BICENTENARIO DEL HIMNO NACIONAL ARGENTINO



Este artículo consta de 2 partes. La primera es un fragmento del relato que el nieto del autor del Himno nos narra cómo se preocupó su abuelo en lograr que el principio de la canción fuera majestuosa, convocante y sincera de los sentimientos patrios que en esos momentos envolvía a la ciudadanía. La segunda es una narración breve de la causa por la que oficialmente se decidió que se cantara una parte del mismo, satisfaciendo necesidades históricas, de protocolo oficial y para que la canción fuese cantada más veces por nuestra población.
Nuestra canción patria no tuvo ni tiene ninguna intencionalidad política, salvo la de convocarnos a amar a nuestra Patria. Muchos años después de aprobada esta canción, la Constitución Nacional, se ratificó rotundamente esta misma actitud convocante y de no división de nuestra sociedad.

Primera Parte (Fragmento de (1) “Cómo se escribió el Himno”, publicado hacia 1870)
Don Vicente López y Planes había nacido el 3 de mayo de 1784 en la misma casa en que murió en 1856, y, cosa singular, en la misma habitación. La casa es la que hoy lleva el número 353 en la calle Perú.
El Himno Nacional fue escrito en la segunda habitación de la entrada de la casa mencionada, sobre una mesita de caoba de abrir y cerrar, comprada por la familia López a los oficiales ingleses de Whitelocke en 1.807.
Se conserva todavía esta tabla sencilla en que vació el primer modelo de las estrofas marciales. Se conserva el tintero que tuvo la tinta que sirvió para escribirlas.
El poeta, desde fines de abril, pedía inspiración a las musas, y cuenta él mismo que una atmósfera húmeda y pesada influía notablemente en su sistema nervioso y lo traía abatido desde días atrás, sin luz ni nervio en la mente.
Varias veces ensayó sobre el papel, golpeando en vano en el parche épico dos o tres estrofas en el metro en que Luca había escrito aquella canción patriótica, publicada por "La Gaceta" en noviembre de 1810, y que comenzaba así:
La América toda se conmueve al fin
Pero ni la inspiración ni el metro, ni el poeta mismo, se mostraban dignos de la epopeya revolucionaria que, ya en 1813 había batido a los españoles en Tucumán y Salta, en el Alto Perú, en San Lorenzo y en la Banda Oriental. El poeta arrojaba a la pluma descorazonado, sin ánimo, rendido por una esterilidad de numen que lo decía desfallecer.
La noche del 8 de mayo (de 1811), López se puso su frac de grandes cuellos y solapas, abierto sobre la esponjada pechera de valencianas; se cubrió con su capa roja y atravesando la calle solitaria del Perú, casi oscura entonces y con no pocos pantanos, llegó a las puertas de la Casa de Comedias. El poeta ocupó un modesto lugar en el patio del teatro, en que pocas semanas después debía de resonar el himno nacional con las notas de don Blas Parera.
En aquellos días, el teatro era la fragua del entusiasmo en que se templaban los patriotas. Todos los pasajes patrióticos del drama eran de oportunidad y se aplaudían aplicados a las cosas y a los sucesos ... Después del segundo acto, deshaciéndose de sus amigos que procuraban retenerlo, salió del teatro con el cerebro ardiente, el corazón palpitante, el pecho henchido de inspiración Puede decirse que el himno había nacido desde aquel momento ...
Su .gran abertura: OíD MORTALES, abrió la grande escena de la canción; la inspiración había tomado su vuelo soberano con el metro valiente y marcial que había sonado al oído del poeta, apagando el metro flébil. pastoral, anacreóntico de Luca y de Rodríguez, reflejo tímido de los versos del delicado Arriaza.
Por la calle, con paso acelerado, procura llegar pronto a su casa, porque las estrofas, una detrás de las otras, se presentaban a sus labios, se amontonaban buscando la hoja de papel en que debía vaciarse.
Llegó a su casa a las diez de la noche, encendió la luz; la familia dormía; y allí, sobre la mesa, casi vertiginosamente, cayeron una a una las octavas que un año después debían de sonar en todos los ejércitos argentinos y ocho años después en toda la América del Sud.
López no durmió aquella noche; leyó y releyó sus estrofas; su entusiasmo, su excitación, no le permitieron enmendar los versos débiles de que algunas de ellas se resienten.
Al dla siguiente, López buscó a sus amigos: a Luca. Paso (don Juan F.) y les leyó su borrador, arrancando en ellos las primeras lágrimas de entusiasmo que debía arrancar, en rostros argentinos, la canción patria. EI 11 de mayo de 1813 la presentaba a la Asamblea (General Constituyente) y era aclamada unánimemente.
Poco tiempo después, un selecto concurso se agolpaba en la estrecha escalera del Consulado; nuestros abuelos y bisabuelos tomaban asiento en el gran salón para oír el primer ensayo del himno puesto en música por don Blas Parera.
Estaban allí todas las matronas de los primeros salones argentinos: señora María Sánchez de Thompson, Mercedes Escalada, Eusebia Lasla, etc., todos los jóvenes de la revolución, sus tribunos, sus sacerdotes, sus guerreros. Aquel concurso se puso de pie y con respetuoso silencio oyó las notas de un himno que debía ser el monumento más duradero de la revolución.
(1) Autor de este fragmento: LUC!O V. LÓPEZ  El autor de esta narración fue nieto del autor del Himno Nacional Don Vicente López y Planes. Nació en Montevideo (Uruguay) en 1848 y murió en 1898. Fue hijo del historiador Don Vicente Fidel López, autor del conocido libro “La Gran Aldea”, novela que retrata la vida de Bs As en los primeros días de la Revolución de Mayo de 1810.

Segunda parte:
Tres días más tarde de la aprobación por la Asamblea General Constituyente de 1813, se entonó por primera vez en la casa de Mariquita Sánchez de Thompson. Además de la dueña de casa y su marido Martín Jacobo Obligado estaban presentes, entre otros, Bernardo de Monteagudo, Carlos María de Alvear y el entonces coronel, José de San Martín, acompañado por su novia, Remedios de Escalada, etc.
Compartieron también esa velada los autores: de la letra, don Vicente López y Planes y el músico catalán don Blas Parera. El Público no invitado, siguió la canción desde las veredas y calle exterior de esa propiedad.
El actual “Himno Nacional Argentino” tuvo una versión original más extensa que se cantó hasta 1900, alentada en su contenido por las ideas independentistas y antiespañolas del momento de la creación. Su ejecución duraba más de 20 minutos.
En la segunda presidencia de Julio Argentino Roca se adoptó la versión actual, en la que se cantan sólo la primera y última cuartetas y el coro de aquella “Marcha Patriótica”.
Los inicios del siglo XX eran tiempos de paz y entonces ya vivían en suelo argentino muchos españoles nacionalizados y con hijos argentinos, a los que se quería hacer sentir que estaban con todo derecho, en su propia casa. Esta nueva modalidad se ejecuta en algo más de 3 minutos y medio, y se la adoptó también por razones prácticas a fin de ser utilizada en las escuelas y en todos los actos públicos con más frecuencia.
En 1860 se encargó al músico Juan Pedro Esnaola una versión orquestada más rica en lo armónico. La forma definitiva de la ejecución y la letra quedaron establecidos en el decreto 10.302 del año 1944.
Tengamos en cuenta hoy, que para ese entonces (1900) eran historias del pasado las alusiones a los españoles como “tigres sedientos de sangre” o “el fiero opresor de la patria”.
Como se podrá ver, de la lectura completa del texto original del Himno Nacional Argentino no se infiere ninguna alusión desdeñosa hacia ninguna población (extranjera ni de pueblos nativos) porque el espíritu de patriotismo y de generosidad con que fue escrita, jamás consideró tal imprudencia ni vileza.
Años más tarde (1853), en el Preámbulo de nuestra Constitución Nacional se ratificó rotundamente la intencionalidad de generosidad con que nuestro suelo se abría a todos los hombres libres del mundo que quisieran habitar en nuestro suelo.
Pedimos a todos nuestros conciudadanos que todo otro sentimiento que no se correspondiere con el generoso y amplio espíritu patriótico con que fuera escrito, aprobado y mantenido hasta la fecha, que se mantenga, y que no prospere ninguno otro, porque éste sería sectario u opuesto al espíritu amplio con que fuera escrito y cantado desde hace 200 años.
Con estas consideraciones cívicas, sentimientos patrios de hoy y la ratificación del sentimiento patrio con que fuera escrita esta Canción, rendimos justo homenaje y recordamos así el Segundo Centenario de la adopción de nuestro Himno Nacional.
Julio P Lobato
Presidente CRUX ONG

Gustavo de Bianchetti
Ing Secretario CRUX ONG

7 comentarios:

  1. “América del Sur se libertará el día que se libere de sus liberadores”.

    Juan B. Alberdi, en su libro “Bases”, publicado en 1852

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  3. La falta de aplicación de la filosofía alberdiana en las diferentes conducciones gubernamentales de nuestro país desde 1930, ha sido la causa fundamental de su decadencia política, y por consiguiente con sus consecuencias.

    Cuando en nuestra patria se aplicó la constitución nacional desde 1880 en forma decidida, fueron los años de su crecimiento y de su progreso real.

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  4. Es deplorable que hoy se pretenda tergiversar abiertamente la verdad histórica, con fines ideológicos y mezquinos.

    No debemos permitirlo, porque sería aceptar vivir una mentira a sabiendas.

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  5. El oscurantismo como forma de administrar lo que es de todos y para todos, es funcional a la corrupción porque la disimula fomentando la ignorancia popular.

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  6. No Olvidar: “Sólo un pueblo virtuoso es capaz de vivir en libertad. A medida que las naciones se hacen corruptas y viciosas, aumenta su necesidad de amos”.- Benjamin Franklin (1776)EE.UU.

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  7. El individuo carece de libertad, cuando depende del Estado de una manera omnímoda y absoluta.

    Juan B. Alberdi, en su libro “Bases”, publicado en 1852.

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